Frente al usual recuento de citas como indicador prevalente del valor de un trabajo académico, las llamadas “métricas alternativas” toman en cuenta también otros datos que pueden ser indicios de su calidad o de su "repercusión social”. A semejanza de lo que ocurre en las redes sociales, en las que es habitual medir la “popularidad” de un “post” o de un mensaje, las visualizaciones, las descargas o los comentarios y reseñas que registra un trabajo en distintos ámbitos de comunicación y participación de la comunidad científica pueden ser indicativos de su relevancia en su campo o especialidad.
Además, a diferencia de algunas métricas basadas en las citas, que no evalúan el impacto directo de los trabajos científicos en sí mismos sino que lo hacen depender del promedio de citas de la revista en la que se publica (v. g., el Factor de Impacto del JCR), estas métricas alternativas ponen el foco en la repercusión directa de los trabajos.
En realidad, la aparición y consolidación de estas "altmétricas" no puede separarse de la crítica al sistema de evaluación que ha sido predominante hasta ahora, en el que son las revistas las que “transfieren” valor a los artículos individuales. Puede decirse que, al menos en parte, estas métricas alternativas surgieron como reacción a las métricas basadas en revistas (“Journal-level metrics”).
Las métricas alternativas permiten valorar la repercusión no sólo de los trabajos publicados en las revistas con mayor impacto sino también de otros publicados en revistas teóricamente menos importantes,
Por lo tanto, las métricas alternativas permiten valorar la repercusión no sólo de los trabajos publicados en las revistas con mayor impacto sino también de otros publicados en revistas teóricamente menos importantes, en repositorios especializados o institucionales, en redes sociales académicas, páginas web, etc.
Significativamente, estas métricas se han abierto paso también en los sistemas de información científica, de modo que las grandes bases de datos bibliográficas multidisciplinares y los servicios o plataformas de las grandes editoriales académicas además de registrar las citas a revistas y artículos han comenzado a incluir también datos sobre el uso y la repercusión “social” de estos últimos.